La disputa entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y el Gobierno federal escaló tras la confirmación de que el magisterio disidente no asistió a la reunión programada para el 8 de mayo con la presidenta Claudia Sheinbaum.
La mandataria explicó que la mesa había sido propuesta para desactivar el paro de 72 horas convocado el 15 de mayo, pero “ellos ya no llegaron” y nunca especificaron la causa de su inasistencia.
Desde entonces, la organización mantiene un plantón indefinido en el Zócalo capitalino y ha extendido bloqueos a instalaciones de la SEP, el INE y diversas secretarías, con la advertencia de continuar hasta el domingo 1 de junio, fecha de la inédita elección popular del Poder Judicial.
En comunicados recientes, la CNTE amenaza con boicotear los comicios si el Ejecutivo no atiende su exigencia principal: abrogar la reforma al ISSSTE de 2007, que sustituyó el sistema solidario de pensiones por cuentas individuales.
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Sheinbaum calificó la postura como un intento de obstaculizar la jornada electoral y equiparó la estrategia magisterial a los llamados abstencionistas de sectores conservadores.
“¿Qué tiene que ver la decisión del pueblo de elegir al Poder Judicial con la derogación de esa ley?”, cuestionó. La presidenta insiste en que el Gobierno ya ofreció alternativas —como el Fondo de Pensiones para el Bienestar— y reiteró la falta de recursos para reestablecer el esquema anterior.
La CNTE sostiene lo contrario: considera insuficientes las propuestas de complemento solidario y demanda el retorno al régimen previo.
Dirigentes sindicales subrayan que su plan de acción incluye marchas simultáneas, cierre de autopistas y “vallas humanas” en casillas si el diálogo no se restablece antes del 1-J.
Mientras el reloj avanza, el INE refuerza la seguridad en sus sedes y la Secretaría de Gobernación reitera la invitación a retomar las mesas técnicas; sin embargo, la Presidencia descarta volver a conversar en condiciones de presión.
Con el proceso electoral a la vuelta de la esquina, el pulso entre la CNTE y el Gobierno perfila una prueba crucial de gobernabilidad y de capacidad para blindar los comicios judiciales que, según Sheinbaum, movilizarán a millones de votantes por primera vez en la historia.
