
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, rechazó tajantemente la propuesta del expresidente Ernesto Zedillo (1994-2000) de someter los megaproyectos del sexenio anterior a una auditoría internacional independiente.
Durante su conferencia matutina en Palacio Nacional, Sheinbaum defendió que dichas obras ya están siendo fiscalizadas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), un organismo autónomo designado por el Congreso.
“¿Para qué un auditor independiente, si eso ya lo hace la ASF?”, cuestionó Sheinbaum. Reiteró que tanto el Tren Maya como la refinería Olmeca de Dos Bocas están bajo revisión permanente del ente fiscalizador, al igual que el resto de las obras prioritarias impulsadas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
La mandataria también respondió con firmeza al trasfondo político del planteamiento de Zedillo:

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“Lo que pasa es que él no está de acuerdo con esas obras, y tiene todo el derecho, pero ya representa al 20% de la población; el 80% está con nosotros”, sostuvo, en alusión a los altos niveles de aprobación popular que, según ella, respalda la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación.
Zedillo, por su parte, había propuesto que se incluyera en la auditoría la cancelación del aeropuerto de Texcoco (NAIM), además del Tren Maya y Dos Bocas, sugiriendo que un auditor internacional “de impecable reputación profesional” sería clave para garantizar transparencia.
A cambio, se dijo dispuesto a someter a revisión el controvertido rescate bancario del Fobaproa ocurrido durante su mandato.
El cruce de declaraciones marca un nuevo episodio de confrontación entre el pasado tecnocrático representado por Zedillo y el actual modelo político impulsado por la llamada 4T.
Mientras tanto, la discusión sobre la transparencia de las megaobras públicas continúa polarizando al país.
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