La falta de estabilidad, salarios dignos y seguridad social sigue motivando cuestionamientos sobre el impacto real en el bienestar de los trabajadores de la construcción en Cozumel, explicó Arsenio Méndez.
El trabajador señaló que gran parte del empleo em este rubro se da bajo esquemas temporales, aun cuando la ejecución simultánea de obras públicas y privadas en el municipio requiere actualmente de personal operativo y genera una demanda inmediata de mano de obra para oficios como albañilería, electricidad y plomería.
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Detalló que alrededor de 87 trabajadores afiliados, provenientes de distintos sindicatos, han encontrado ocupación durante el año y confió en que la inversión inmobiliaria continúe para sostener la demanda laboral en la isla.
Albañiles, ayudantes y técnicos señalaron que las jornadas suelen ser extensas, que los pagos no siempre son semanales y que la afiliación al IMSS no es una constante, especialmente cuando se trata de subcontrataciones.
“Hay trabajo, pero no siempre con prestaciones; muchos entramos por obra y nos pagan por día”, comentó Arturo, ayudante de albañil.
José Báez contratista local, reconoció que la presión por cumplir plazos y los márgenes ajustados influyen en la contratación temporal, mientras que sindicatos advirtieron que la supervisión laboral debe reforzarse para evitar simulaciones de empleo formal, ya que la derrama económica de las obras no siempre se refleja en mejores ingresos para las familias.
Otro punto de debate es quiénes capturan el mayor beneficio. Operadores del sector señalaron que empresas foráneas concentran contratos relevantes, mientras la mano de obra local absorbe la carga operativa con menor poder de negociación.
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Autoridades municipales han sostenido que la obra detona empleo, pero los colaboradores subrayan que el reto es la calidad del trabajo, como formalidad, prestaciones, capacitación y continuidad. Sin estos elementos, advirtieron, la reactivación económica se vuelve frágil y dependiente de ciclos cortos de inversión.
Hay trabajo en la construcción, pero la deuda pendiente es garantizar que ese empleo sea digno, estable y con derechos, para que la inversión en Cozumel beneficie realmente a quienes levantan las obras y no sólo a los consorcios que las ejecutan.