Rafael Mis Cobá
Extrañado de no ver a la tía Juanita entre las mujeres que se manifestaron el pasado domingo con motivo del Día Internacional de la Mujer y tampoco tener conocimiento si la exuberante mestiza se sumó al paro de “Un día sin nosotras”, el sobrino cabeza de “lec” se trasladó raudo y veloz a Chikindzonot para saber los motivos de tan sentida ausencia.
En el trayecto hacia el poblado maya, varias ideas pasaron por la enorme cabeza de “lec” del travieso sujeto sobre los motivos que pudieron ocasionar que su “t’int’inkí” pariente se haya mantenido al margen de participar en la combativa lucha de las mujeres.
¿Acaso el tío Chupi le prohibió a su mujercita apoyar el paro?, ¿será que la hizo “loch” hasta el amanecer por el frío que prevaleció en su pueblito?, ¿la retuvo por temor a que se le retentara su “uaj” a Juanita y comenzara a causar destrozos en monumentos y edificios públicos?
Los malos pensamientos que pasaban por la mente del sobrinín pronto se disiparían al llegar a la humilde casita de la tía Juana y escuchar de viva voz su versión.
—¡Tía Juanita! ¡Qué bueno que estás bien!
—“Mejenkisín”, siempre he estado requetebién.
—Es que te imaginé encadenada y sometida por el tío Chupi.
—Te equivocas sobrinín, tu tío Chupi siempre me ha tratado con pétalos de rosa.
—¿Y por qué no te sumaste al movimiento “Un día sin nosotras”?
—¿Y quién iba a criar al cochinito, “mejenkisín”?
—El tío Chupi.
—El pobre hombre se fue a su milpa, como todos los días.
—Tía, era un día para que no des un solo golpe.
—¿Y quién le iba a dar su masita a los pavitos?
—“Maare”, tienes razón.
—Además, sobrino, ¿quién le iba a preparar su pozolito a tu tío?, ¿quién iba a preparar la comida?, ¿quién iba a barrer la casa?, ¿quién iba a lavar la ropa?, ¿quién iba a llevar el nixtamal al molino?, ¿quién iba a preparar las tortillas en el comal?
—“Maare”, tía, creo que no comulgas con la lucha de las mujeres que organizaron y participaron en el movimiento.
—“Mejenkisín”, claro que sí les brindo mi total apoyo, pero no necesariamente tengo que asistir a marchas o dejar mis quehaceres para estar del lado de ellas.
—La próxima no te invitarán a participar.
—Además, sobrino, qué tal si me cae una bomba molotov o me confunden con las que incurren en actos vandálicos pintarrajeando monumentos o dañando edificios históricos.
—Es que las mujeres ya están hartas de que no les hagan caso, tía.
—Sobrinín, violencia genera más violencia y no estoy de acuerdo con esa estrategia.
—“Maare”, tía, con razón es tu comadre Rigoberta Menchú, eres pacifista pero luchona.
—Sobrino, el que parecía pacifista pero resultó travieso es Xavier Abreu.
—“Uay”, tía, es cierto, le dieron flit en la delegación de Segalmex.
—¿Y qué hizo?
—Dobleteaba, tía. Cobraba en el gobierno federal y a la vez daba costosos cursos de capacitación a militantes del PAN.
—“Maare”, entonces su castigo fue el cese.
—Sobrino, a la que también deben castigar, es a esa tal Alejandra de la Vega, secretaria de Invocación y Desarrollo Económico en el Gobierno de Chihuahua.
—¿También dobleteaba?
—Peor que eso. Resulta que era dueña de una gasolinera y la Profeco acudió a inspeccionar una serie de reportes ciudadanos sobre diversas irregularidades y no se dejó inspeccionar y menos la revisión de las bombas.
—No hay honestidad, tía.
—No te creas, ayer, el Gobierno Federal devolvió a Yucatán 18 terrenos que suman tres mil 713 hectáreas localizadas en el municipio de Progreso, después de que se canceló el proyecto de las Zonas Económicas Especiales.
—Te refieres a los terrenos donde Mau tiene planeado instalar el llamado Polo Tecnológico del Bienestar, proyecto anunciado cuando se canceló el de las Zonas Económicas.
—Exacto, sobrino, otro gobierno se hubiera clavado los terrenos.
—Oye, tía, este gobierno de la Cuarta T también le devuelve a la población lo decomisado a la delincuencia.
—Es cierto, el lunes se realizó la primera subasta de este año por parte del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep) y logró vender aeronaves, joyas y demás productos por 53 millones de pesos que se destinarán a obras y servicios para la población.
Y ya después de escuchar temas más tranquilos y los motivos por los que la tía Juanita no se sumó al paro de las mujeres, el travieso sobrinín envidió tremendamente al privilegiado tío Chupi porque no sólo permaneció su mujercita a su lado, sino que ese día, como siempre, tuvo quien le hiciera “cuchi cuchi”.