
Mujeres bordadoras yucatecas ahora cuentan con un documento que respalda su importante labor tras la presentación del Manual de Bordado Yucateco, el cual reúne el trabajo hecho durante cinco años y reforzado en los últimos meses para crear una herramienta de salvaguarda, difusión y certificación para quienes practican este tipo de artesanías.
La presentación estuvo a cargo de la investigadora Silvia Terán en compañía de la directora de patrimonio de la Secretaría de Cultura del Estado (Sedeculta), Elisa Chavarrea Chim; el especialista en Patrimonio Inmaterial por la Unesco, Salomón Bazbaz; el director técnico-académico del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Yucatán (Icatey) y las maestras bordadoras, Selmi Rodríguez y Cándida Jiménez, representantes del Consejo Estatal de Bordadoras.
El documento, que consta de casi 200 páginas, reúne un trabajo hecho en sintonía con las bordadoras de todo el estado, quienes fueron las que establecieron los puntos finales y compartieron los pormenores de su técnica. Asimismo, en la metodología se cuidó siempre darle prioridad a los comentarios de las artesanas, lo que permitió también la consolidación de su labor en comunidad.
“El manual está organizado en nueve módulos: historia del bordado, significado cultural y patrimonial del bordado maya en Yucatán, diversidad técnica del bordado maya en Yucatán, normas de calidad del bordado en Yucatán, el bordado de mano, el bordado de máquina, el bordando en prendas, en hipiles y blusas, la comercialización, el turismo y el último habla de la elaboración de inventarios y de los planes de salvaguardia, como el plan de salvaguardia que se elaboró para el caso del bordado de Yucatán”, destacó la presentadora.

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Por su parte, las artesanas que formaron parte de la consolidación del Manual expresaron que se trató de un trabajo colaborativo que ahora permitirá que más mujeres aprendan sobre esta práctica, sobre todo en un contexto donde podrán profesionalizar su trabajo y con ello asegurar mejores condiciones de vida a partir de una labor que llevan realizando durante generaciones y a la cuál ahora pueden dar un precio justo.
“Es un material que permite hacerlo llegar a las personas que están consumiendo el bordado y así mostrar el valor que tiene el trato justo como estos espacios lo es original; de decir no al regateo porque finalmente detrás de cada uno del bordado ya sea máquina, ya sea a mano, hay un gran trabajo de las bordadoras”.
“Este certificado que se nos está dando a las artesanas y que es a partir de este manual, detrás nos da temáticas que necesitamos conocer y que algunos requieren mucha más especialización. Pero también esta obra nos da prestigio y nos puede llevar a que finalmente las personas que participan puedan decir con orgullo: mira, soy una bordadora”, señaló la directora de patrimonio de Sedeculta.
Cándida Jiménez, maestra bordadora, también intervino durante la presentación para destacar que como mujer que participó activamente en la elaboración del manual, verlo completado es una forma de ver un avance tangible en el reconocimiento de su trabajo, así como un resguardo para que la práctica llegue a más mujeres con una certificación profesional de por medio.