
El arranque del 2025 presenta un escenario económico dinámico para Yucatán, impulsado por el crecimiento en la inversión extranjera, el repunte del turismo y un control más firme sobre la informalidad laboral. Así lo informó Isaías Marrufo Góngora, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) capítulo Yucatán, al compartir un análisis sobre los principales indicadores económicos del estado.
De acuerdo con cifras del Inegi y la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la entidad cerró 2024 con una inyección de capital extranjero por 147 millones de dólares, lo que representa un aumento del 47 por ciento en comparación con los 100 millones registrados un año antes. Este avance, señaló Marrufo Góngora, refleja la confianza de inversionistas en la región y se traduce en nuevas oportunidades laborales, además de mayor dinamismo en distintos sectores productivos.

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Uno de los rubros más favorecidos es el turismo. Entre febrero del 2024 y el mismo mes del 2025, el número de visitantes nacionales creció 9 por ciento, mientras que el turismo internacional repuntó 24 por ciento, con la llegada de 143 mil turistas mexicanos y 36 mil extranjeros. El dirigente del IMEF subrayó que, aunque el turismo internacional va en ascenso, el mercado interno sigue siendo el pilar principal, por lo que llamó a reforzar la atención a visitantes nacionales.
El auge económico también se refleja en el comportamiento del sector terciario, que agrupa actividades como comercio, salud, educación, servicios financieros y tecnología, y que registró un crecimiento de 3.9 por ciento, consolidándose como motor clave para una economía diversificada y con menor impacto ambiental.
Sin embargo, el crecimiento también ha traído consigo desafíos. Yucatán acumula 13 meses consecutivos con una inflación superior al promedio nacional, alcanzando actualmente un 4.37 por ciento, frente al 3.8 por ciento del resto del país. Este fenómeno, explicó Marrufo, está relacionado con el incremento de la demanda en una economía activa, lo cual ha encarecido principalmente los productos de la canasta básica.
“El aumento de precios no necesariamente es negativo; es un reflejo de la vitalidad económica del estado. Pero es importante atender sus efectos para que el crecimiento no termine afectando el poder adquisitivo de las familias”, puntualizó.
En cuanto al empleo, Yucatán mantiene una tasa de crecimiento de la informalidad inferior a la nacional: 5.6 por ciento contra un 6 por ciento promedio, situándose por debajo de entidades como Zacatecas y Durango, donde este indicador supera el 11 por ciento. No obstante, el especialista advirtió que aún hay margen para mejorar, sobre todo al compararse con estados vecinos como Campeche y Quintana Roo, que han logrado contener más eficazmente el avance del trabajo no formal.
“La informalidad, aunque puede representar un desahogo social al brindar autoempleo, también implica desventajas, porque no genera seguridad social ni ingresos fiscales. Lo ideal es seguir avanzando hacia una mayor formalidad laboral”, afirmó.
Finalmente, respecto al desempeño del Producto Interno Bruto (PIB), Marrufo indicó que, aunque la cifra nacional apenas superó el 0.6 por ciento en marzo del 2025, Yucatán muestra un comportamiento más favorable, según los datos más recientes disponibles de septiembre del 2024, lo que confirma una tendencia positiva para el estado y para la región Sureste del país.
“Estamos avanzando con paso firme. El reto ahora es mantener este ritmo, garantizar que el desarrollo sea incluyente y lograr un equilibrio entre crecimiento económico y estabilidad en los precios”.
“Yucatán está haciendo bien la tarea. Si bien aún hay áreas por fortalecer, especialmente en formalización económica y atracción de inversiones, los indicadores actuales reflejan un rumbo positivo que debemos mantener”, concluyó.