
En el oriente del estado, específicamente en Valladolid, las mujeres son el principal sostén de sus hogares, de acuerdo a la información de Noe Rivero Sánchez, director general de fomento económico de esta entidad.
Las puntadas que usan dichas mujeres, en su mayoría las que ya son de la tercera edad, se están tratando de rescatar, pues son éstas las que resultan más atractivas para el turismo, traduciéndose en buenas ventas y en derrama económica para las decenas de familias que dependen de las artesanías.
Según el Instituto Yucateco de Emprendedores (IYEM), en el estado existen más de 20 puntadas, de las 35 que se tienen conocimiento en todo el país, y existen más de 100 mil mujeres que se dedican al arte del bordado, y por lo menos el 30% se encuentra en Valladolid.
Rivero Sánchez explica que puntos como el de cruz y el xocbichuy son los más comunes en el municipio, y los productos que resultan de este bordado suelen ser los más consumidos por los turistas, sobre todo los nacionales que son los que más visitan Valladolid.
Sin embargo, Doña Juanita Chuc, oriunda y artesana vallisoletana, declaró a POR ESTO! que ella y muchas de sus compañeras artesanas, si no venden no llevan comida a sus hogares.

Dijo que esta actividad es la principal fuente de ingresos para decenas de mujeres, pese al intento de promoción de administraciones anteriores, la artesana espera fielmente que esta nueva de verdad continúe con los trabajos de promocionar sus productos, pues es la única manera de buscar el interés del visitante.
Doña Juanita dijo que lleva varias décadas dedicándose a esta actividad y reconoce que como todo lo que depende del turismo, hay temporadas que son muy buenas y otras donde apenas sale para el día.

Los precios de las prendas, en su mayoría blusas y vestidos, oscilan entre los $200 y $500 pesos, dependiendo del tipo de bordado que sea, también hay otros productos basados en este arte como aretes, pulseras, cubrebocas, collares, entre otros accesorios.
Finalmente, la artesana dijo que es importante acudir directamente con las creadoras de los productos, pues ambas partes ganarían, pues acotó que, al comprar directo con las artesanas, los consumidores tendrán el precio real y no uno elevado por los revendedores, además, pueden apoyar directamente la economía de ellas y sus familias.