
De mantenerse las redadas y deportaciones de migrantes impulsadas por las políticas del presidente estadounidense Donald Trump, Yucatán podría enfrentar una drástica caída del 30% en la recepción de remesas, lo que pondría en riesgo la estabilidad económica de miles de familias que dependen de ese ingreso, alertó Miguel Martínez Contreras, representante de Poder Migrante Mexicano.
Sólo en 2024, Yucatán recibió cerca de 8 mil 500 millones de pesos en remesas, una cifra que podría disminuir a medida que las persecuciones migratorias avancen y los trabajadores yucatecos en Estados Unidos dejen de laborar por miedo a ser detenidos. “Si no trabajan, no envían dinero, y eso tendrá un impacto directo en los hogares de municipios como Mérida, Oxkutzcab, Tekax, Peto, Cenotillo y Tunkás”, explicó.
A esta situación se suma la reciente implementación de un impuesto del 3.5% a las remesas en Estados Unidos, que afectará aún más el monto neto que reciben las familias en México. Aunque la Financiera para el Bienestar ha anunciado una reducción en sus costos por envío de dinero, aún se desconoce el porcentaje que se descontará.
Martínez Contreras advirtió que, si las redadas se intensifican, hasta 20 mil yucatecos podrían ser deportados en los próximos meses. Aunque actualmente no se ha observado un retorno masivo, el miedo ya ha paralizado a muchos trabajadores.
En este contexto, Poder Migrante Mexicano ha comenzado a implementar medidas internas de apoyo, como la creación de una secretaría para migrantes indígenas. La organización también proyecta abrir una delegación en la Ciudad de México y extenderse a Chiapas y San Luis Potosí.
La estadística indica que el 40% de los migrantes mexicanos en Estados Unidos son campesinos e indígenas, quienes resultan más vulnerables en esta crisis.
Martínez también criticó la falta de acciones concretas del Congreso y los tres niveles de Gobierno en México. Propuso reformar el artículo 151 de la Ley del ISR para que las donaciones a asociaciones que apoyan a migrantes sean obligatorias.
Finalmente, advirtió que la caída de remesas podría afectar no sólo a las familias, sino generar una crisis humanitaria silenciosa en Yucatán, con reducción de consumo, aumento de pobreza y potenciales conflictos sociales.