
Editoriales independientes se reunieron para discutir las situaciones más comunes que enfrentan para crecer dentro de la industria literaria. En el marco de la Filey, las editoriales Esdrújula, Elefanta y Sexto Piso compartieron con sus lectores y colaboradores algunos de los capítulos más complicados de su trayectoria, logros y errores cometidos en un camino que carece de instructivo para el éxito.
David Loría, editor de la editorial Esdrújula, comentó que uno de los desafíos en los que todas las personas con un emprendimiento de este tipo pueden identificarse es la gran cantidad de tareas que una sola persona tiene que cubrir.
Es por ello que estos proyectos suelen recibir apoyo de amigos o familia en sus primeros años. De igual forma, destacó que para los editores independientes, ver un libro terminado es una experiencia casi mágica; en especial porque el siguiente paso en su vida como objeto es llegar a la estantería de un lector.
Por su parte, Margarita Isabel Vázquez, representando a Sexto Piso, comentó que las editoriales independientes surgen de un deseo por publicar y compartir historias que las casas más grandes de la industria no siempre están dispuestas a publicar.
No obstante, también comentó que estos grandes conglomerados han sido una de las amenazas constantes para este tipo de emprendimientos, ya que varios de ellos se dedicaron a consumir a las editoriales más pequeñas para consolidar su poder.
Otra de las preocupaciones para las editoriales independientes se encuentra en dar soporte a sus propios equipos de trabajo y a quienes, por extensión, se suman a su labor.

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Micaela Rossi, encargada de la Librería Sempere, fue reconocida por sus compañeros de mesa por ser uno de los lugares en Mérida que acoge a estas producciones independientes y da a los editores una tranquilidad de que hay alguien detrás en el trabajo de librero que se preocupa por resguardar los libros producidos con tanto cuidado.
Entre otro de los comentarios se encuentra el hecho por Carles Barza de Editorial Elefanta, quien acotó que las editoriales construyen de forma constante su catálogo, un paso clave dentro del proceso, ya que establece un cuerpo de libros que funciona como cuerpo identitario de la editorial y una carta de presentación para los lectores que se acerquen a su trabajo.
A forma de cierre, también se puso sobre la mesa la falta que existe de un perfil que ayude a los escritores noveles con su aproximación a las editoriales y que su trabajo pueda concretarse en una publicación. No obstante, la propuesta queda abierta para quienes puedan tomarla.