
Con más de 160 bibliotecas públicas y alrededor de 200 salas de lectura distribuidas en todo el estado, Yucatán enfrenta el reto de transformar sus espacios de lectura en lugares vivos, útiles y conectados. Para esto, la administración actual trabaja en la creación de una Red Estatal de Bibliotecas, que permita coordinar esfuerzos, mejorar el acceso al acervo y profesionalizar la gestión bibliotecaria en cada municipio, destacó Román Cortázar, jefe del Departamento Literario y de Promoción de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta).
“Uno de los desafíos más importantes es precisamente este: articular una red estatal de bibliotecas funcional. Pero es un proceso complicado porque cada biblioteca depende del municipio y tiene su propia realidad”, explicó
El funcionario subrayó que, en muchos casos, los espacios están en el abandono, con computadoras inservibles, sin conexión digital ni personal capacitado.
Casos como el de la Biblioteca Modelo de Tizimín –que alguna vez recibió hasta 10 millones de pesos en apoyos para equipamiento y acervo– reflejan el problema actual. “Hoy no tiene una sola computadora funcional. En otros municipios, como Peto, de 22 computadoras apenas tres sirven. Y así municipio por municipio, nos encontramos con carencias estructurales graves”, señaló Cortázar.
Uno de los principales obstáculos es la falta de continuidad en el personal. “Cada tres años entra gente nueva que no necesariamente es bibliotecaria. No saben clasificar libros ni realizar inventarios. Muchas veces se pierde información valiosa cuando cambian las administraciones”, añadió.
La propuesta de la red permitiría, por ejemplo, compartir catálogos en línea entre bibliotecas y facilitar el préstamo interbibliotecario, como ocurre en universidades. “Lo ideal es que, si un usuario de Maxcanú busca un libro, sepa si está disponible en Peto o en Umán. Pero eso requiere conexión, software y voluntad política”, advirtió.

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El proyecto, sin embargo, va más allá de la tecnología. “Tenemos que volver a habitar las bibliotecas, que sean espacios vivos, donde la lectura conviva con talleres, teatro, música y encuentros comunitarios”, dijo Cortázar. Ejemplo de esto fue la jornada conmemorativa por el Día Mundial del Libro, que se realizó ayer en varias sedes de la entidad.
Durante esta celebración se llevaron a cabo micrófonos abiertos en los que los participantes compartieron fragmentos literarios que marcaron sus vidas, con intervenciones de hasta 10 minutos. Además, se presentó un mercadito-bazar de libros, en el que editoriales independientes, librerías locales, artistas visuales y fanzineros ofrecieron ejemplares únicos al público.