En el Litoral Oriente de Oriente se registró la primera muerte por descompresión en lo que va de la temporada de buceo de langosta. La víctima fue Luis Felipe Pool May, de 31 años, cariñosamente conocido como “Metro”, quien perdió la vida mientras trabajaba para llevar el sustento a su familia. Deja en la orfandad a dos hijos: una niña de 10 años y un niño de 4.
Como cada día, “Metro” salió al mar para realizar su labor de buceo a varios metros de profundidad. Sin embargo, durante la faena sufrió una grave descompresión. Sus compañeros, al darse cuenta, lo subieron de inmediato a la lancha y emprendieron el regreso al puerto de abrigo para que pudiera recibir atención médica.
Los minutos se volvieron eternos en el trayecto hacia la costa, mientras luchaban contra el tiempo. Al arribar, fue trasladado con vida al Instituto Mexicano del Seguro Social y, posteriormente, a la cámara hiperbárica en Tizimín. El viaje duró cerca de una hora, pero, pese a todos los esfuerzos, Luis Felipe perdió la batalla y falleció.
La tarde del domingo, su cuerpo fue sepultado en San Felipe, donde familiares, amigos y vecinos lo despidieron con profundo dolor. La comunidad llora la pérdida de este joven padre que deja un vacío irreparable.
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Su muerte recuerda el alto riesgo que enfrentan los pescadores de la región. El oficio de bucear langosta implica sumergirse a gran profundidad, dependiendo únicamente del aire de la compresora, de la manguera que funciona como “línea de vida” y de la atención del compañero que permanece en la lancha. Una falla en el equipo o la entrada de aceite en el aire puede ser mortal.
Pescadores locales señalan que muchos han sufrido descompresiones; algunos logran recuperarse, otros quedan con secuelas permanentes y, lamentablemente, algunos, como “Metro”, pierden la vida en el cumplimiento de su trabajo.