
Una noche de béisbol en el estadio Nelson Barrera Romellón no solo es una dosis de emociones y jugadas cerradas... también es una experiencia que viene acompañada de sabores, ambiente familiar y, claro, uno que otro gasto que hay que considerar antes de gritar “¡play ball!”.
Si vas en vehículo, lo primero que sacas de la cartera son 20 pesos para el estacionamiento oficial, en caso de que no logres hacer “out” a los espacios en los alrededores. Después, el pase por persona a este templo de los Piratas de Campeche cuesta 100 pesos, entrada general para vivir la fiesta del rey de los deportes.
Y una vez dentro, el hambre y la antoja no perdonan. Porque si hablamos de costumbres campechanas, el kibi del Primo es ya toda una tradición que cuesta 40 pesos. Pero nadie se queja: chile, limón y tradición no tienen precio.
También puedes encontrar las sabrosas tostaditas del Güero, que hacen su aparición en las gradas como estrellas del lineup, o refrescarte con un vaso de cerveza a 90 pesos y si es vaso coleccionable con el diseño de los Piratas, te lo venden en140 pesitos y ya tienes bebida y recuerdo en uno.

Hay para todos los gustos: desde hojaldras y chicharrones (entre 10 y 30 pesos), hasta refrescos, micheladas, cervezas y un abanico de antojitos que vuelan más que las pelotas en un jonrón. Y si lo tuyo es irte “con todo”, puedes pasar por los restaurantes del estadio donde encontrarás desde mariscos, antojitos, dulces con precios tan variados como el line up.
Una noche de béisbol en Campeche no es solo ir a ver a los Piratas —es un tour de sabores, ambiente y tradición local que, aunque suma unos pesitos, vale cada bocado y cada grito desde las gradas.
JY