Ante los conflictos bélicos que escalan en el Medio Oriente, especialmente entre Irán e Israel, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro Castro, exhortó a la reflexión colectiva sobre la responsabilidad de cada individuo en la construcción de un mundo más pacífico y recordó que Campeche ha sido un referente nacional de paz y tranquilidad, por lo que la población deberá defender esa identidad frente a los desafíos actuales que hablan de un aumento significativo de la violencia en la Entidad.
De visita en tierras carmelitas, Monseñor Ramón Castro Castro, también obispo de Cuernavaca, compartió un contundente mensaje a favor de la libertad de expresión y la construcción de paz social, en medio del clima de incertidumbre que se vive tanto a nivel internacional como nacional. En entrevista, el jerarca católico —quien fue obispo de Campeche por varios años— expresó su preocupación por el deterioro del diálogo público, sobre todo en redes sociales, y por los primeros indicios de violencia creciente en el estado.
“México desgraciadamente está pasando momentos muy difíciles, particularmente algunos estados como Guerrero, Michoacán, Guanajuato, Morelos, y tengo entendido que en Campeche también comienza a haber indicios de un aumento en la violencia. Dios quiera que no sea así, porque la Entidad ha sido un referente nacional de paz y tranquilidad. Ojalá que la población luche y defienda esa identidad frente a los desafíos actuales”, reiteró.
Sobre el panorama global, el obispo expresó su inquietud ante los conflictos bélicos que escalan en el Medio Oriente, especialmente entre Irán e Israel, y exhortó a la reflexión colectiva sobre la responsabilidad de cada individuo en la construcción de un mundo más pacífico. “Lo que está pasando entre Irán e Israel puede ser una escalada tremendamente fuerte y que no podemos ni siquiera medir las consecuencias”, reiteró.
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El prelado concluyó su mensaje reconociendo con cariño a la comunidad campechana y alentándola a ser, más que nunca, artesana de la paz: “Jesús nos dijo ‘La paz les dejo, mi paz les doy’. Esa paz no cae del cielo como la lluvia, hay que construirla con acciones, sobre todo conscientes de lo que es y significa la paz, que no es solamente ausencia de guerra, va más allá, porque comienza en el corazón, la familia y nuestro entorno donde vivimos, y de eso debemos ser responsables y corresponsables”.
JGH
