
Las variaciones en los tiempos de floración del árbol de maculí, conocido por sus vistosas flores rosadas, han sido perceptibles en los últimos años debido al cambio climático, aunque hasta el momento no se ha detectado una pérdida significativa de ejemplares, informó José Enrique López Contreras, jefe administrativo del Centro de Investigación de Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR). Destacó que, al estar dentro de un Área Natural Protegida, es responsabilidad de todos preservar especies nativas, y el maculí es una de ellas.

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El periodo natural de floración del maculí suele ser de enero a junio, sin embargo, este año inició desde finales de diciembre. Según el experto, actualmente se observa una anticipación en el proceso, lo que genera variaciones en el ecosistema que afectan no solo al árbol, sino también a aves, insectos y otros organismos.
De acuerdo con el especialista, los árboles están ajustando sus ciclos de floración en respuesta al aumento de temperaturas y cambios en su entorno. “Se han acortado los periodos de floración, ya no son tan extensos como antes, pero las plantas siguen dando flores y frutos. Es parte del proceso de adaptación de las especies”, explicó.

López Contreras subrayó que, si bien no se ha detectado la pérdida de maculís en la zona, es necesario realizar estudios más profundos para evaluar si estas modificaciones impactarán su reproducción o supervivencia a largo plazo. Mientras tanto, los árboles de estas hermosas flores rosadas deben cuidarse, protegerse y preservarse.
También exhortó a la población a cultivar especies nativas, como el maculí, en lugar de plantas exóticas como los cocoteros, que no son originarios de la región y alteran los ecosistemas locales. Asimismo, hizo un llamado a sembrar árboles de forma planificada, ya que, al crecer, los maculís pueden alcanzar grandes dimensiones y sus raíces podrían dañar viviendas o infraestructura si se colocan en espacios reducidos.

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El especialista mencionó que, en años anteriores, el maculí florecía hasta finales de junio, pero actualmente ya han perdido sus flores, terminando antes de lo habitual su temporada. Esto representa un motivo de análisis y estudio, ya que la modificación en sus ciclos podría afectar la polinización y dispersión de semillas, repercutiendo también en los insectos polinizadores y microorganismos asociados al árbol, los cuales están igualmente expuestos al estrés ambiental.
JGH