
La propuesta de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales en México podría tener consecuencias graves para las pequeñas y medianas empresas, especialmente en contextos económicos debilitados como el de Ciudad del Carmen, advirtió Carlos Alberto Arjona Gutiérrez, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (CANACO SERVYTUR). Señaló que, en medio de la reforma laboral, en la Isla cada día más negocios cierran sus puertas.
Durante una entrevista, Arjona expresó que, si bien la iniciativa busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores, la falta de medidas compensatorias pone en riesgo la viabilidad de muchos negocios formales, en una ciudad donde más del 55 % de los trabajadores están en la informalidad. Una reforma sin incentivos claros podría empujar aún más empresas hacia ese sector.
“Los empresarios enfrentamos grandes dificultades para cumplir con el pago de nóminas, cuotas del IMSS, Infonavit e impuestos. Reducir las horas sin apoyo nos pone contra la pared”, subrayó.
El dirigente indicó que, según encuestas nacionales en las que participó Campeche, el 74 % de los empresarios manifestaron su preocupación por esta reforma. Sin medidas de transición, muchas empresas optarían por cerrar, despedir personal o automatizar procesos.
La situación económica de Carmen, agravada por los impagos de Pemex a proveedores locales, ya ha provocado el cierre de negocios. Según la CANACO, al menos 30 empresas afiliadas han sido afectadas; algunas han parcializado nóminas, y tres ya cerraron definitivamente por la falta de ingresos.
Arjona Gutiérrez también señaló que el costo de abrir un negocio en México puede superar los mil 400 dólares en trámites, ubicando al país como el quinto más caro de América Latina. Consideró que cualquier reforma laboral debe ir acompañada de estímulos fiscales, simplificación regulatoria y políticas públicas que faciliten la operación de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMES).
Finalmente, hizo un llamado a los legisladores a escuchar al sector empresarial, el cual no está en contra de la reducción de jornada, pero pide que esta sea gradual y con respaldo institucional, pues de sus más de 150 afiliados, más del 20 % ha tenido un primer trimestre negativo, un segundo con turbulencias, y aunque hay expectativas de mejora, la moneda sigue en el aire.