
La pasión no faltó, pero el resultado volvió a ser adverso. En una noche vibrante en el estadio Sherwin Williams, los Tigres de Quintana Roo cayeron 6-3 frente a su eterno rival, los Diablos Rojos del México, que con este resultado aseguraron la serie al ponerse 2-0 arriba.

Noticia Destacada
Lorena Ochoa y el CEO de Aeroméxico anuncian su divorcio tras 15 años de matrimonio
El ambiente fue lo más destacado de la noche: la afición llenó las gradas, nunca dejó de alentar, y entre porras, cantos y dinámicas, intentó empujar a los felinos a una victoria que no llegó.
Incluso hubo momentos pintorescos como cuando Chacho, la mascota del equipo, bailó el vals con un joven aficionado de 15 años; sin embargo, ni la magia del estadio ni el entusiasmo de los presentes lograron revertir la historia del partido.
Desde la primera entrada, los Diablos comenzaron marcando territorio con una carrera tempranera, a la que sumaron dos más en la tercera. Tigres intentó responder en esa misma entrada con una anotación que encendió brevemente a la tribuna, poniendo el marcador 3-1.
En la séptima, un nuevo rugido de los Tigres acercó a los locales 3-2, pero la octava entrada resultó decisiva: dos carreras más para los capitalinos enfriaron el ímpetu de los quintanarroenses, repitiendo una escena similar a la del primer juego de la serie. En la novena, los Diablos cerraron con una carrera adicional que silenció por completo al Sherwin Williams, aunque un jonrón de consolación en el cierre volvió a encender las emociones… solo por unos minutos.
Con el 6-3 final, muchos aficionados comenzaron a abandonar las gradas entre comentarios sobre la crisis que atraviesa el equipo, que no logra encontrar regularidad en esta campaña. La serie ya está en manos del México, pero Tigres tendrá la oportunidad de rescatar algo de dignidad en el tercer juego y evitar la barrida, apelando al orgullo de una historia que los bautizó como “el equipo que nació campeón”.