
Este viernes, Rusia y Ucrania reanudaron conversaciones diplomáticas en Estambul, bajo la mediación del gobierno turco, en un nuevo intento por detener el conflicto que ha cobrado miles de vidas.
La reunión tiene lugar en el Palacio Dolmabahce, con la participación indirecta de Estados Unidos, que busca presionar por un cese inmediato de las hostilidades.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, llegó a Estambul para participar en una reunión previa tripartita con sus homólogos de Ucrania y Turquía.
“Es necesario poner fin a la masacre”, declaró la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, reflejando la postura firme de Washington.

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Simultáneamente, el jefe negociador ruso, Vladímir Medinski, sostuvo un encuentro con Michael Anton, alto funcionario del Departamento de Estado, antes del inicio de las conversaciones con la delegación ucraniana.
Ucrania, por su parte, condicionó los avances en la mesa de diálogo a un alto el fuego de 30 días y a la implementación de acciones humanitarias concretas, como el retorno de niños deportados y el intercambio de prisioneros, según detalló el ministro de Defensa Rustem Umérov.
Aunque ni los presidentes Putin, Zelenski ni Trump participan en esta ronda de negociaciones, el Kremlin calificó como “extremadamente importante” una futura cumbre entre Putin y Trump para avanzar en una solución duradera.
La jornada previa estuvo marcada por tensiones verbales entre Kiev y Moscú, mientras Zelenski se trasladó a Tirana, Albania, para participar en la Cumbre de la Comunidad Política Europea, donde se reunió con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
IO