La firma financiera suiza UBS advirtió que las señales de una recesión económica en México se han intensificado tras la imposición de nuevos aranceles por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
No obstante, descartó que el país enfrente una crisis financiera severa, como las vividas en décadas anteriores.
En su informe más reciente titulado “México: La recesión no es una crisis”, UBS enfatiza la necesidad de distinguir entre una recesión cíclica y una crisis estructural.
A diferencia de una crisis —que implicaría un colapso financiero, devaluaciones abruptas o problemas de deuda—, una recesión representa una desaceleración temporal de la actividad económica.
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El reporte resalta que México posee fundamentos macroeconómicos sólidos, como un déficit en cuenta corriente inferior al 0.5 por ciento del PIB, baja deuda externa y un régimen cambiario flexible.
Asimismo, la deuda pública en moneda extranjera representa solo el 30 por ciento del total, frente al 80 por ciento de hace tres décadas, y la deuda total equivale al 52 por ciento del PIB, por debajo de países como Argentina o Brasil.
Además, UBS subrayó la línea de crédito flexible con el FMI por 35 mil millones de dólares, una herramienta exclusiva para economías con políticas responsables, y la independencia del Banco de México como garantía de estabilidad monetaria.
En cuanto al tipo de cambio, la firma proyecta una cotización estable del peso mexicano: 20.7 pesos por dólar en el segundo trimestre, 20.2 en el tercero y 20 para el cierre de 2025. Aunque reconoce que la incertidumbre comercial puede frenar la apreciación de la divisa, no identifica riesgos sistémicos.
Contrario a las proyecciones más severas de organismos como la OCDE, que prevé una contracción del 1.3 por ciento, UBS y otras calificadoras como Fitch Ratings estiman un crecimiento nulo para México en 2025.
Esta previsión se aleja del optimismo oficial del gobierno federal, que mantiene su expectativa en al menos 2.5 por ciento de crecimiento.
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