
Entre contenedores de basura, en busca de latas y plásticos para reciclar, es como Lucero, una menor de 16 años, y sus hermanos menores, logran ayudar a su madre, para poder llevar un plato de comida diario a su casa. Siendo ellos parte de ese sector social que conforma el 6.2 por ciento de pobreza extrema, en Cancún, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geográfica (Inegi).
Esas no sólo son cifras que se documentan en una encuesta, sino una realidad que vive esta adolescente, quien se despierta todos los días con su madre y sus cinco hermanos para salir a las calles de las diferentes colonias, en busca de latas, plásticos y demás objetos que al final se puedan vender en los diferentes centros de reciclaje que imperan en el municipio.

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Para la familia es normal recorrer las calles que conforman la zona de Villas Otoch, donde se puede encontrar a la menor acompañada de sus hermanos y madre, quienes se dividen y comienzan a buscar en las bolsas de basura todo material que puedan reciclar, pero la situación llega a extremos en que deben ingresar en los contenedores de basura más grandes, en ocasiones, Lucero es la que entra, mientras su madre cuida a los hermanos, explicó la menor.
Pero cuando Lucero se encuentra realizando el recorrido con sus hermanos, lejos de su madre, es el hermano menor, de escasos seis o siete años, quien debe ingresar en el contenedor de basura. Al preguntarle por esta acción dijo que lo ve como un juego, ante la mirada de los transeúntes que pasan por el lugar.
Al consultar con la madre de familia, esta señaló que ella lleva aproximadamente cinco años en Cancún, y que Lucero tiene poco tiempo viviendo acá con ella, todos vinieron en diferente tiempo desde Villahermosa, pero al estar en este destino turístico se percataron de lo cara que es la vida y lo complicado que es encontrar trabajo, por lo que no les queda otra opción que dedicarse a buscar en la basura el pan de cada día.
Parte del dinero que reúnen no sólo lo invierten en los gastos familiares, también se usa para pagar los gastos de la escuela de Lucero, quien se aferra a tener una educación para poder salir adelante en el futuro, y mejoraren su condición actual, explicó la madre de la menor mientras revisaba su bolsa con el botín del día recién sacado de los contenedores.
En cuanto a las festividades próximas del Día del Niño, señaló que para ellos es complicado celebrarlo. “Lo normal es que sea un día de despertar temprano para poder acudir a recolectar en la calles y basureros lo que se pueda reciclar para llevar la comida”, indicó la familia.