
El llamado cinturón de sargazo en el Océano Atlántico ha alcanzado nuevo récord, con la navegación de 40 millones de toneladas métricas, de esas, unas 400 mil toneladas recalarían en las costas de Quintana Roo, afirmó el hidrobiólogo Esteban Amaro, director de la Red de Monitoreo de Sargazo en el estado.
“El 2025 será el año más complicado en el tema del sargazo, superando lo registrado en 2015, 2018 y 2022. La Universidad del Sur de Florida, que se ha especializado en este monitoreo a nivel global, en el reporte de mayo indica que pasó de casi 32 millones de toneladas, en abril, a unos 40 millones de toneladas en mayo que navegan en el Océano Atlántico”, precisó.

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De acuerdo con estimaciones gubernamentales, la atención al sargazo representa hasta el 11% del PIB de Quintana Roo. Son cerca de 2 mil millones de dólares anuales en operaciones de limpieza, monitoreo, logística, personal y equipo.
Para turistas nacionales, provenientes de la Ciudad de México que están en la zona de la Riviera Maya, comentan “es extraño ver el mar Caribe sin su clásico color azul turquesa, sino con un tono café, además de caminar hasta un kilómetro esperando poder encontrar un espacio para entrar el mar, sin lograrlo”.
Esteban Amaro, pronosticó que más de 400 mil toneladas de esta macroalga recalarán en las costas del estado en 2025, afectando gravemente el turismo en destinos como Cancún, Playa del Carmen, Tulum y Cozumel. Con ello, Quintana Roo enfrenta una crisis sin precedentes por el arribo masivo de sargazo, con un total de 16,866 toneladas recolectadas hasta el lunes pasado.
Este total incluye 866 toneladas recolectadas entre enero y abril, 16,000 toneladas retiradas de las playas en los últimos días, y 3,236 toneladas extraídas del mar en un solo fin de semana. Estas cifras reflejan la magnitud del problema, que supera los esfuerzos actuales de limpieza y pone presión sobre los recursos locales para mantener las playas en condiciones óptimas.
La acumulación de sargazo daña la imagen de las playas y reduce la afluencia de visitantes, agravando la situación económica en una temporada baja ya crítica.
El director de la Red de Monitoreo del Sargazo, detalló que el cinturón de esta macroalga ha crecido significativamente en semanas recientes, pasando de 31 millones a casi 40 millones de toneladas métricas. De este volumen, se estima que el 1%, equivalente a más de 400 mil toneladas, recalará en las costas de Quintana Roo a lo largo de 2025. Este incremento histórico representa un desafío ambiental sin precedentes para la región.

Playas
El director de la Red de Monitoreo del Sargazo, detalló que el cinturón de esta macroalga ha crecido significativamente en semanas recientes, pasando de 31 millones a casi 40 millones de toneladas métricas. De este volumen, se estima que el 1%, equivalente a más de 400 mil toneladas, recalará en las costas de Quintana Roo a lo largo de 2025. Este incremento histórico representa un desafío ambiental sin precedentes para la región.
Playas como Xcacel-Xcacelito, Arco Maya y Punta Piedra sufren recales masivos que han desalentado a los visitantes. La Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) lucha por mantener los accesos limpios, pero el volumen de sargazo supera los esfuerzos actuales.
La falta de una estrategia integral pone en peligro la reputación de Tulum como destino de playa sostenible, un pilar clave de su atractivo turístico. Los prestadores de servicios, ya golpeados por una temporada baja débil, ven cómo la acumulación de macroalga agrava la crisis económica.
En Playa del Carmen, el impacto del sargazo es particularmente severo. Playas emblemáticas como Punta Esmeralda, Playa Colosio, El Recodo, Fundadores y Playa Car han sido afectadas por más de 200 toneladas de sargazo, según la Red de Monitoreo.
Desde enero, se han recolectado 6,590 toneladas de esta macroalga, junto con 203 toneladas de basura mezclada, lo que intensifica el daño ambiental.
Autoridades municipales precisaron que un equipo de 101 personas y siete retroexcavadoras retiran entre 150 y 200 toneladas diarias, pero las corrientes marinas no dan tregua. Los restaurantes y negocios locales enfrentan pérdidas significativas, con mesas vacías y un declive en la afluencia turística debido a los malos olores y la imagen deteriorada de las playas.