
La temporada baja está afectando significativamente a trabajadores del sector turístico, en especial a los meseros, cuyo ingreso ha disminuido hasta en un 40%, según testimonios. La principal causa de esta reducción es la baja afluencia de visitantes a la isla durante este periodo, lo que impacta directamente en las propinas, principal fuente de ingresos para este sector laboral.
Los meseros, así como empleados de hoteles, bares y hasta estaciones de servicio, dependen de las propinas para complementar su salario base, el cual suele ser inferior al salario mínimo o apenas alcanza ese umbral, y en esta temporada baja, los comensales disminuyen, generando dificultades económicas para estos trabajadores que representan uno de los pilares de la industria turística local.

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Juan Briceño, mesero en un restaurante del centro de la isla, explicó que, aunque cuenta con un salario fijo, la mayoría de sus ingresos provienen de las propinas.
“Cuando no hay turismo, apenas sacamos para el pasaje y lo básico; en esta temporada nos la vemos muy difícil para llevar el sustento a casa”, comentó.
A pesar de los incrementos recientes al salario mínimo en el país, el costo de vida en Cozumel es considerablemente más alto debido a su condición insular, lo que agrava la situación de quienes dependen de ingresos variables, ya que muchos trabajadores del sector restaurantero y hotelero se ven obligados a buscar empleos temporales, oficios alternativos o incluso préstamos personales para enfrentar la temporada baja.
Organizaciones locales y trabajadores del sector expresaron la necesidad de revisar las condiciones laborales de quienes se desempeñan en destinos turísticos con alta dependencia estacional.

“Necesitamos mejores prestaciones, seguridad social real y estabilidad económica, no sólo para cuando hay turistas”, opinó.
Además, se ha planteado la necesidad de que las autoridades legislativas consideren reformas que reconozcan la vulnerabilidad económica de los trabajadores del turismo en zonas como Cozumel, proponiendo medidas compensatorias o programas de apoyo durante las temporadas bajas.
Actualmente, en la isla existen más de 150 establecimientos afiliados a la industria restaurantera y cientos de empleados de atención directa al turismo, todos ellos expuestos a la inestabilidad económica que representan los ciclos turísticos, y sin medidas concretas, la precariedad laboral seguirá afectando a quienes sostienen una de las industrias más importantes del destino.