
Yucatán todavía no padece de secuestros generalizados y los delitos contra la libertad personal son mínimos. No obstante, la activista Marisela Orozco Montalvo, de Enlaces Nacionales, reveló que radicará un tiempo en el estado para apoyar a las madres buscadoras de la región.
Manifestó que es necesario ser muy firmes y exigir a las dependencias y organismos gubernamentales.
Señaló que entre sus primeras acciones se encuentra acudir a la Fiscalía General del Estado y no precisamente para recibir largas, como suele suceder, cuando han acudido familias preocupadas por sus seres queridos.
“No imaginamos el camino cuando empezamos este calvario, pero ahora que lo vivimos y veo a mis compañeras cuando piden apoyo, me da coraje”, se sinceró.
“Vamos a pedir que nos den acceso al Semefo (Instalaciones del Servicio Médico Forense) para checar los cuerpos”, dijo.
En lo que va del año, Yucatán no suma delitos contra la libertad y se fue en blanco en 2024. En 2023 hubo 10 casos, pero ninguno ligado al secuestro y sus variantes, pues fueron catalogados como “otros delitos que atentan contra la libertad personal”.
“No hay la colaboración”, aseguró Marisela Orozco, al denunciar carpetas de investigación con “puro papel”. “Si estamos en el lugar más seguro, tenemos que mantenerlo así. Por eso regresé, no pensaba involucrarme en este tema”, abundó.
“Queremos que Yucatán esté con el mínimo de casos”, reiteró y para eso instó a la búsqueda. En ese sentido, dijo que han buscado en cárceles. “Los ingresan con otros nombres y por eso no los encuentran”. Recordó que visitó 20 penales buscando a su hijo.
Indicó que hay unos 20 casos activos. Destacó que, a diferencia de otros estados, en Yucatán sucede que muchos jóvenes salen de su hogar voluntariamente por violencia familiar o abusos, a la vez que algunos adultos mayores se extravían.
Pese a esto, es deber de la autoridad buscarlos, aseveró, por lo que también los anexos, hospitales psiquiátricos y albergues son otros lugares a tomar en cuenta para hallarlos.
Marisela Orozco Montalvo comenzó como madre buscadora hace 11 años, cuando el crimen organizado le secuestró a su hijo Gerson, en su natal Veracruz. Su otro hijo, Alan, y su yerno, fueron asesinados cuando ubicaron el lugar donde lo tenían capturado. Tiempo después encontró el cuerpo de Gerson en una fosa, junto con otros 200 cráneos.