
Amplia movilización de unidades de la Policía Municipal y de la Secretaría de Seguridad Pública se dio en la calle 63A con 75 de la colonia Sebastián Molas de Tizimín donde se dio una batalla campal entre un grupo de personas por la repartición y venta de lotes de una extensión de tierra, la cual fue recientemente invadida por un vecino de la zona quien dice tener los derechos para realizar tales acciones.
Según se averiguó, desde hace un mes, aproximadamente, un grupo de más de 50 personas ingresó a un lote baldío en el cruce de calles mencionado para limpiarlo y comenzar una invasión. En ese entonces llegaron al sitio unidades de la Policía Municipal, cuyos agentes dialogaron con ellos y les informaron que cometían un delito, por lo que se retiraron, pero al día siguiente volvieron y desde entonces han permanecido ahí.

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El terreno se dividió en más de 100 lotes en medidas de 10 por 20 metros, los cuales comenzaron a venderse entre 10 mil y 25 mil pesos, de acuerdo con la zona donde se ubicara, si es esquina o frente de calle, y dependiendo de quién comprara el espacio.
Fue por ello que ayer se desató la inconformidad, pues el presunto líder de la invasión aseguró que nadie lo podría sacar de ahí, y que si los demás querían permanecer tendrían que pagarle el precio del lote o salirse, ya que a ninguno se le iba a regalar ningún espacio.

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Inició un enfrentamiento en el que salieron a relucir machetes, e incluso uno de los involucrados fue amarrado, pero se le liberó cuando alguien llamó a la Policía. A los pocos minutos arribaron varias camionetas tanto de la Municipal como de la SSP, cuyos elementos ingresaron a los terrenos y calmaron los ánimos, y se descubrió que el problema se dio al calor del alcohol, ya que mucha gente estaba tomando cervezas.
Según dijo quien invadió el terreno, tiene derecho de comercializar los lotes ya que él los había cuidado por muchos años y jamás recibió un pago, y que ya era el momento de que tuviera algún beneficio. El problema fue que le dio prioridad a su familia y a sus amigos, y no a las personas que realmente necesitan un lote para vivir.