A pesar de contar con impresionantes playas y una amplia riqueza en sus selvas, Yucatán continúa siendo uno de los estados con mayor pérdida de biodiversidad en todo el país. La especialista Dalila Aldana Aranda, doctora en Oceanografía e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias Sureste, comentó que la pérdida de biodiversidad no significa sólo la extinción de plantas, animales o microorganismos, sino que es una amenaza latente de la cual todavía no se dimensiona los efectos negativos sobre la población.
“Cada 22 de mayo celebramos el Día Internacional de la Biodiversidad. Es un programa de Naciones Unidas, que busca atender un problema no resuelto. En este caso, se trata de la extinción de la biodiversidad”, comentó la especialista. Añadió que uno de los retos principales de la actualidad está en que la población entienda que esta diversidad es la que permite el funcionamiento del planeta, así como la fragmentación de los hábitats y los efectos que causa.
Una de las consecuencias de la falta de biodiversidad, implica una pérdida de las barreras orgánicas que evitan la propagación de enfermedades. La especialista explicó que los organismos que causan enfermedades antes se veían frenados en su propagación gracias a la intervención de barreras biológicas que evitaban la llegada a los humanos. De igual forma, perder especies de plantas, animales y microorganismos deriva en la escasez de componentes que se usan en la fabricación de medicamentos.
Respecto a la situación del estado, Aldana Aranda señaló que desde la comunidad científica han identificado los principales factores de riesgo para la biodiversidad peninsular. Entre estos se encuentra la descarga de aguas residuales, lo que contamina los cuerpos de agua, como los cenotes. Otro de estos es el crecimiento desmedido de desarrollos inmobiliarios, en especial aquellos que se expanden desde Mérida hacia las zonas costeras.
A pesar de las dificultades y retos, Aldana indicó que hay medidas que se pueden tomar para evitar un mayor daño al medio ambiente en nuestra región, que están incluso a la mano de los propios ciudadanos. “Necesitamos más ciencia ciudadana, tener habitantes informados y compatibles con el medio ambiente que viven. Todos tenemos la obligación de defender un ambiente sano, no queremos vivir en una metrópoli contaminada o con una movilidad tardía. Necesitamos menos desarrollos urbanos hacia Progreso, una producción más verde y una economía azul que destaque los productos que benefician a la localidad y no a los grandes conglomerados”, concluyó.