Lo que debía ser una asamblea informativa para establecer las reglas de las elecciones internas del Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV) terminó en caos, gritos y violencia. El evento, convocado por el actual secretario general del sindicato, Héctor Billy Fernández, derivó en un enfrentamiento físico entre simpatizantes suyos y agremiados que exigen claridad en las finanzas y un cambio urgente en la dirigencia.
Entre empujones, gritos y golpes, incluso mujeres y ancianos terminaron en el suelo, heridos, mientras el líder sindical —escoltado por un grupo de choferes que actuaron como guardaespaldas— huía por una puerta lateral del local sindical ubicado en el periférico de Mérida.
Pero la violencia fue solo el reflejo de un malestar más profundo: acusaciones de corrupción, desvío de fondos millonarios y el uso autoritario del poder al interior del FUTV, una de las organizaciones gremiales más influyentes del estado.
Una década de opulencia
“En 42 años como socio del FUTV no conseguí ni la mitad de lo que Billy Fernández ha acumulado económicamente como dirigente”, afirmó el exsecretario general Nerio Torres Ortiz, quien lideró el gremio durante más de una década y ahora emerge como una de las voces más críticas de la actual administración.
Según Torres Ortiz, desde que Fernández asumió el liderazgo, los fondos del sindicato han sido manejados con total opacidad. Denuncia que más de 97 socios no han recibido el fondo de defunción que les corresponde, mientras que 158 afiliados en edad de retiro siguen esperando su pago.
“Yo dejé una caja de salud con 39.5 millones de pesos. Él dice que ahora hay 50 millones, pero nadie sabe dónde están, a quién se prestaron o por qué no se han pagado los apoyos. No hay informes, no hay estados financieros, no hay rendición de cuentas”, subrayó Torres Ortiz.
Además, acusó la desaparición de apoyos mensuales a socios de la tercera edad, quienes hoy sobreviven sin asistencia y en el olvido. “Están arrinconados en sus casas, esperando morirse”, denunció.
Asamblea abortada
La asamblea de ayer debía definir los lineamientos para la elección interna del próximo 1 de julio. Sin embargo, el ambiente estalló cuando se exigió que el presidente de debates fuera Eduardo Ramírez y no Mario López, un colaborador cercano de Fernández. La solicitud fue rechazada, y minutos después, Billy Fernández canceló la asamblea alegando falta de condiciones de seguridad.
Lo que siguió fue una escena caótica: seguidores de Fernández confrontaron y agredieron a los asistentes que pedían transparencia, y el líder sindical tuvo que salir del recinto entre empujones, protegido por una comitiva que impidió su retención por parte de los inconformes.
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Varios testigos aseguraron que se trató de una “huida táctica” para evitar tener que enfrentar las exigencias de la base. “Está acostumbrado a imponer con 300 o 400 socios. Pero esta vez, con la asistencia masiva, simplemente se bajó del estrado y se fue”, comentó uno de los asistentes.
Estrategia distractora
Tras el fallido intento de diálogo, Nerio Torres dijo públicamente que Fernández interpuso una denuncia penal en su contra ante la Fiscalía General del Estado (FGE), lo cual consideró como una estrategia para desviar la atención sobre los verdaderos problemas del sindicato.
“Que haga lo que crea conveniente. Pero la verdad es que ya no puede sostenerse más. Ya no tiene control. La base está cansada de sus mentiras y de que maneje el FUTV como si fuera su empresa personal”, sentenció el exsecretario general del Frente.
Torres también señaló que camiones entregados durante el sexenio anterior para fortalecer el transporte nocturno fueron acaparados por un pequeño grupo allegado a Fernández, en lugar de ser distribuidos entre los agremiados como estipulan los acuerdos con el Gobierno del estado.
Los hechos violentos de ayer no son un incidente aislado, sino el clímax de una creciente fractura interna. El FUTV, que durante décadas ha sido símbolo del sindicalismo organizado en Yucatán, hoy enfrenta su crisis más grave desde su fundación, y todo apunta a una lucha intestina por el poder, marcada por la falta de transparencia, la división entre socios y la corrupción institucionalizada.
Mientras tanto, cientos de taxistas, choferes y trabajadores del volante que acudieron a la cita ayer dijeron que se sienten abandonados por su dirigencia, atrapados en una disputa donde las promesas de bienestar han sido sustituidas por la amenaza, el silencio y el olvido.
El gremio espera elecciones en julio, sin embargo, choferes que opinaron sin revelar su identidad por temor a represalias del actual dirigente, afirmaron que el daño ya está hecho, y lo que está en juego no es solo un cambio de liderazgo, sino la supervivencia del sindicato más emblemático del transporte en Yucatán.
