
La Secretaría de Salud federal confirmó que en la Semana Epidemiológica 34 del año se registró el segundo caso de miasis humana por gusano barrenador en Yucatán.
Se trata de un hombre de 47 años de edad originario de Puerto Progreso, el cual presenta una lesión en la cabeza y el cuello, quien, tras recibir atención integral en el Hospital General “Dr. Agustín O’Horán”, fue dado de alta y continuará su tratamiento en casa, bajo seguimiento ambulatorio por parte de la Jurisdicción Sanitaria número 1.
Este es el segundo caso de miasis humana por gusano barrenador en Yucatán, luego del primero registrado en un hombre de 66 años en el Pueblo Mágico de Izamal.

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La víctima de 66 años de edad también presentaba una lesión en la cabeza y cuello, quien se encuentra en tratamiento ambulatorio.
Al respecto, la Secretaría de Salud de Yucatán informó que el seguimiento está a cargo de la Dirección de Prevención y Protección de la Salud y del Departamento de Vigilancia Epidemiológica de la SSY, los cuales implementaron de manera inmediata acciones de prevención y control en la zona, en coordinación con las autoridades sanitarias locales y con el acompañamiento del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), con el propósito de proteger la salud pública.
Miasis humana por gusano barrenador
El gusano barrenador en humanos, conocido como miasis cutánea, se detecta principalmente cuando una herida no cicatriza, presenta dolor intenso y da la sensación de movimiento en su interior. Al examinarla, es posible observar larvas vivas de color blanquecino que se alimentan del tejido, lo cual provoca que la lesión se agrande y tenga mal olor debido a la necrosis.
Los síntomas más comunes incluyen dolor punzante, enrojecimiento, inflamación y secreción fétida. En casos más graves, pueden aparecer fiebre y complicaciones derivadas de infecciones secundarias, ya que la herida se vuelve un foco abierto para bacterias.

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El contagio ocurre cuando la mosca hembra del barrenador deposita sus huevos sobre una herida, mucosa o piel lesionada. Al eclosionar, las larvas penetran y comienzan a alimentarse del tejido vivo. No se transmite de persona a persona, pero sí a través del contacto con estas moscas en zonas endémicas, especialmente rurales.
El tratamiento requiere atención médica inmediata. Generalmente, consiste en la extracción cuidadosa de las larvas, a veces utilizando sustancias como vaselina o aceites que las asfixian y facilitan su salida. Después, se limpia y desinfecta la herida, y en muchos casos se indican antibióticos para prevenir infecciones adicionales. Una atención temprana es fundamental para evitar daños mayores en los tejidos.