
La lluvia matutina simbolizó las miles de lágrimas que han derramado por sus hijos. Esa cruda realidad que viven las madres buscadoras fue compartida ayer, en un día que debería de ser de beneplácito.
“Hace 5 años que perdí esperanzas de recibir una flor. Me siento vacía, es una tristeza no recibir esa flor, de un hijo que ya no tienes al lado”, lamentó María Gutiérrez. La oriunda de Halachó fundó el colectivo Familias Buscadoras de Yucatán Encontrando Esperanza, en memoria de su hijo fallecido en Jalisco.
Un año después de haber regresado a Yucatán, es que le informaron que ya habían encontrado su cuerpo, junto con otros más, compartió.

“Con la pérdida de los hijos, en mi caso perdí a 2, que podemos celebrar” dijo con resignación Marisela Orozco, quien es madre buscadora desde hace 11 años.
Ambas acudieron al Monumento a la Madre para emitir un mensaje que mantenga la visibilidad de su labor y de sus compañeras, así como dejar constancia de que en Yucatán sí hay desaparecidos.
Después estuvieron en una misa por sus seres queridos desaparecidos en la iglesia de la Candelaria.