Mérida no sólo conserva su reputación como la ciudad más segura de México, sino que la refuerza con cifras que, incluso en contextos complejos, demuestran un modelo exitoso de convivencia, orden y cooperación ciudadana.
El más reciente informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp) confirma que la capital yucateca registra una tasa de apenas 100.4 delitos por cada 100 mil habitantes. Este número contrasta profundamente con la media nacional, que se sitúa en 632.1, y reafirma la distancia entre la realidad local y el resto del país.
La diferencia no es menor: en Mérida se cometen seis veces menos delitos que en otras ciudades mexicanas. Durante mayo, se documentaron aquí mil 92 hechos delictivos, una cifra que representa un aumento del 24.2 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. Sin embargo, ese crecimiento, aunque llama la atención, sigue siendo considerablemente menor frente a lo que ocurre a nivel nacional, donde los delitos muestran una disminución del 5.9 por ciento.
La lectura clara es que Mérida mantiene un piso de seguridad lo suficientemente robusto como para absorber variaciones sin comprometer la estabilidad general.
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Los delitos de mayor preocupación en otras regiones —como los feminicidios o los robos con violencia— prácticamente no tienen presencia en la capital yucateca. El informe revela una tasa marginal de 0.2 casos por feminicidio, y sólo 1.7 incidentes de robo a transeúnte.
En tanto, los robos de vehículos se mantienen en cifras mínimas, que ni siquiera ameritan un desglose específico. Esto no sólo habla de un entorno seguro, sino de una cultura cívica que inhibe conductas delictivas.
Mérida ocupa el penúltimo lugar a nivel nacional en el crecimiento anual de delitos, lo que refleja un entorno donde la tranquilidad se sostiene con esfuerzo conjunto. La alcaldesa Cecilia Patrón Laviada atribuye estos resultados al trabajo coordinado entre ciudadanos, corporaciones policiacas y distintos niveles de Gobierno: “Aquí la seguridad no es un discurso, es un compromiso compartido todos los días”.
Blindaje institucional
Yucatán, como estado, también se ha posicionado como un ejemplo de blindaje institucional frente al crimen organizado. En los últimos 18 años, su territorio ha resistido la entrada de estructuras delictivas que han capturado otras regiones del país. Esto ha sido posible gracias a una colaboración sólida entre la Fiscalía General del Estado, las fuerzas armadas, la Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República.
Pero el tema va más allá de números y operativos. La seguridad en Mérida se traduce en calidad de vida. La ciudad ha sido reconocida nacionalmente por su entorno tranquilo, la eficiencia de sus servicios, su planeación urbana y la percepción positiva que tienen sus propios habitantes.
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Según encuestas del Inegi, una gran mayoría de meridanos se sienten seguros en sus calles, parques y espacios públicos, algo cada vez más raro en otras partes del país.
Este entorno también ha generado efectos positivos en la economía. Inversionistas nacionales e internacionales miran hacia Yucatán como un terreno fértil y confiable. Empresas europeas, asiáticas y estadounidenses han optado por establecerse aquí, atraídas no sólo por la estabilidad, sino también por el potencial de crecimiento y la certeza jurídica.
Lo mismo ocurre con el turismo, que encuentra en Mérida un destino seguro, hospitalario y lleno de riqueza cultural.
