
La comunidad estudiantil del Colegio de Bachilleres de Yucatán (Cobay) plantel Hunucmá enfrenta una grave situación relacionada con la salud emocional de su alumnado. Una estudiante se causó heridas en muñecas y piernas durante el horario escolar, que generó fuerte impresión entre sus compañeros de clase.
Según información recabada, el incidente ocurrió cuando el docente a cargo calificaba trabajos. La adolescente fue atendida de inmediato por los servicios de emergencia y, de acuerdo con reportes preliminares, su estado físico es estable. Sin embargo, su condición emocional y psicológica permanece incierta, lo que ha despertado preocupación entre padres de familia, docentes y estudiantes.

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Este hecho no es aislado, de acuerdo con testimonios de integrantes de la comunidad educativa, en los últimos seis años se han presentado múltiples casos similares en el mismo plantel, lo que apunta a una crisis emocional prolongada entre los jóvenes.
A esa situación se suman denuncias por presunto comportamiento inapropiado de un maestro de matemáticas, quien fue acusado por estudiantes y padres de familia de utilizar lenguaje misógino y ofensivo, especialmente hacia alumnas. Según los testimonios, el docente recurre a expresiones como “pendejas”, “brutas” y “estúpidas” para referirse a ellas.
De comprobarse esas acusaciones, constituirían una falta grave a la ética profesional y al ambiente de respeto que debe prevalecer en el entorno educativo. Hasta ahora, ni la dirección del Cobay Hunucmá ni autoridades educativas estatales han emitido comunicados oficiales al respecto, lo que ha generado malestar e incertidumbre entre la comunidad escolar.
Este tipo de situaciones también se han presentado en otras instituciones del municipio. Hace más de un año, un alumno del Cecytey de Hunucmá se autolesionó con un objeto punzocortante, hecho que también fue atribuido a problemas emocionales no atendidos.
Frente a este panorama, padres, docentes y expertos en salud mental hacen un llamado urgente a las autoridades educativas y al DIF estatal para que se implementen medidas concretas de atención psicológica, prevención de violencia escolar y acompañamiento emocional. La salud mental de los jóvenes debe ser una prioridad y tratarse con la misma urgencia que cualquier otra emergencia de salud pública.