En medio de un ambiente tenso por los persistentes bombardeos en la Franja de Gaza, la Ciudad Vieja de Jerusalén volvió a llenarse de fervor religioso este Viernes Santo, con cientos de peregrinos, tanto locales como extranjeros, que decidieron mantener viva la tradición a pesar del conflicto.
Las autoridades desplegaron un amplio operativo de seguridad para garantizar el desarrollo de los actos litúrgicos.
La procesión, que recrea los últimos pasos de Jesucristo hacia la crucifixión, inició en la Iglesia de la Flagelación y culminó en la Basílica del Santo Sepulcro, sitio venerado como el lugar donde Jesús fue crucificado, muerto y sepultado, según la tradición cristiana.
“Estamos aquí porque amamos a Israel y a Jesús. No hay miedo que pueda más que la fe”, dijo Sueli Pasos, organizadora de una peregrinación de 100 brasileños radicada en Roma. A pesar de los riesgos, decidió viajar este año luego de cancelar su visita anterior por la ofensiva militar de Israel en Gaza.
Como ella, Mulu, peregrina etíope, relató a EFE su emoción por estar once días en Jerusalén. “No esperaba encontrar tanta gente. La ciudad tiene una energía muy especial”, comentó su hija.
Desde Canadá, Margaret, residente en Israel desde hace casi una década, notó un ambiente más esperanzador que en años anteriores: “Este año hay más presencia, más unión. Todos deseamos un futuro lleno de paz”.
Aunque las cifras de visitantes aún están por debajo de los niveles previos al conflicto, la presencia de fieles cristianos y judíos ortodoxos evidencia un deseo compartido de reconciliación.
Las celebraciones litúrgicas continuarán este viernes por la noche con el funeral simbólico de Cristo y se extenderán hasta el Sábado de Gloria y el Domingo de Resurrección, que marcarán el cierre de la Semana Santa en Tierra Santa.
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