La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, rechazó que la nueva ley arancelaria aprobada por el Congreso sea una medida específica contra China y subrayó que los impuestos aplican a todos los países con los que México no tiene tratado de libre comercio.
Desde Palacio Nacional, explicó que los ajustes a la propuesta original se hicieron tras varias rondas de diálogo con el sector privado y con gobiernos socios, entre ellos China y Corea del Sur. El embajador mexicano en China, dijo, tuvo un papel activo para explicar los motivos de la medida y escuchar preocupaciones.
Sheinbaum enmarcó la decisión dentro del llamado “Plan México”, cuyo objetivo es que se produzca más dentro del país, se aproveche la relocalización de cadenas productivas y se reduzca la dependencia de importaciones en sectores estratégicos.
La mandataria insistió en que no se trata de cerrar la economía ni de mandar un mensaje de restricción comercial, sino de “ordenar” el mercado y recuperar terreno perdido por la industria nacional frente a la competencia externa.
Meta: reforzar industria nacional sin disparar precios ni generar choques
Sheinbaum reconoció que la primera versión de los aranceles generó preocupación entre empresarios mexicanos y compañías internacionales instaladas en el país, quienes advirtieron posibles impactos en el precio final de los productos.
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A partir de esas observaciones, el Gobierno redujo y ajustó niveles arancelarios para evitar efectos inflacionarios, manteniendo al mismo tiempo el incentivo a producir en México. La presidenta adelantó que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, detallará públicamente el alcance de estos cambios y el diseño final del esquema.
La jefa del Ejecutivo federal enfatizó que la intención es fortalecer cadenas productivas internas, en especial en la industria textil, una de las más golpeadas desde la pandemia por la sustitución de producción nacional con importaciones baratas.
También mencionó a la industria automotriz y de autopartes, donde participan empresas de Estados Unidos, Japón, Corea y capital mexicano, como uno de los sectores clave que se busca apuntalar para abastecer tanto al mercado externo como al mercado nacional con productos fabricados en México.
Sheinbaum aseguró que existe “buena voluntad” para mantener mesas de trabajo con los países afectados y dejó claro que la prioridad de su gobierno es proteger empleo, reindustrializar el país y mantener la estabilidad de precios, al tiempo que se envía la señal de que México quiere ser plataforma de producción, no solo de importación.
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