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Quintana Roo

Sectores ganaderos y campos de cultivo en Quintana Roo en agonía; cambio climático, plagas y sequías los afectan

Sequías, plagas, falta de apoyo y bajos precios asfixian a agricultores, apicultores y ganaderos.
Este año hubo mala cosecha de sandía en la zona maya, pues al segundo día de haber sido cortada la fruta, la cáscara se cristalizaba y la pulpa se aguaba.
Este año hubo mala cosecha de sandía en la zona maya, pues al segundo día de haber sido cortada la fruta, la cáscara se cristalizaba y la pulpa se aguaba. / Lusio Kauil

Los sectores agrícola, apícola y ganadero de Quintana Roo enfrentan una crisis económica, a consecuencia del cambio climático, malas prácticas de cultivo, cambios de uso de suelo, bajos precios y la falta de apoyos gubernamentales.

En Felipe Carrillo Puerto, la falta de lluvias obligó a los ganaderos a comprar alimento para sus hatos; mientras que los productores de sandía y otras especies no tienen derecho a los apoyos que se entregan a los ejidatarios, pues en su mayoría son repobladores. Esto los obliga a adquirir los insumos por su cuenta y, en caso de malograrse la cosecha, pierden también sus inversiones.

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Carlos Mario Torres Romero, productor de la comunidad Emiliano Zapata, señaló que actualmente esperan los programas de apoyo al sector agropecuario; sin embargo, tienen ya el tiempo en contra para la siembra de maíz y otros cultivos. A esto se suma la falta de insumos y minerales para el ganado

Agregó que la falta de lluvias orilla a los productores a adquirir pacas de sorgo y silos de maíz, así como harinas de sorgo para el complemento de alimento para sus hatos ganaderos. Cada una de las pacas cuesta entre 50 y 60 pesos, y cada animal requiere una al día; mientras que el kilogramo de sorgo molido está entre 6.50 y siete pesos, y también se necesita un kilo por día, por cabeza de ganado.

La alimentación de los vacunos se complementa con silos de maíz, que cuestan hasta 3.5 pesos por kilo, y se requieren mínimo 10 en cada jornada, por animal.

En caso de malograrse la siembra, se pierden hasta 60 mil pesos por hectárea
En caso de malograrse la siembra, se pierden hasta 60 mil pesos por hectárea / Justino Xiu Chan

Por su parte, Francisca N., de la comunidad X-Conha, indicó que actualmente, los productores están en crisis en todo momento, debido a la sequía, pues los obliga a adquirir gasolina para movilizar sus sistemas de riego.

Aunado a esto, los insumos de productos como la sandía son muy caros, y si se malogra la cosecha, se pierde una inversión superior a los 60 mil pesos por hectárea.

Lamentó que la gente que realmente trabaja la tierra no reciba suficiente apoyo del Gobierno, pues únicamente los ejidatarios reciben fertilizantes, aunque muchas veces ni siquiera tengan milpas.

“Seguimos en la lucha; tenemos que ser productivos como ejido. La población de ciudad necesita del 50% del campo y el campo necesita del apoyo de la sociedad para sobrevivir. El agro representa la sustentabilidad de la sociedad, falta más seriedad a este tema, impulsar un modelo que dé resultados palpables”, opinó Torres Romero.

José María Morelos

En los últimos años, la producción agrícola, apícola y hortícola de José María Morelos ha ido en declive; esta cosecha apenas alcanzó el 50% de lo esperado.

La situación más crítica ocurrió con los cultivos de sandía, donde sólo se obtuvo la cuarta parte de la meta. Aunque la cosecha de jitomate en invernaderos fue buena, el precio de mercado no favoreció a los productores. Lo mismo ocurrió con el limón.

El año pasado, la siembra de maíz fue severamente afectada por una plaga de gusanos que acabó con las primeras siembras. Esto obligó a los agricultores a reiniciar el proceso en agosto.

El kilo de limón se paga a menos de la mitad de lo esperado
El kilo de limón se paga a menos de la mitad de lo esperado / Lusio Kauil

Jorge Lorenzo Pech, Jorge Cob y Jorge May Manzanero, productores temporaleros, señalaron que únicamente lograron obtener la mitad de lo acostumbrado en sus milpas. Explicaron que, normalmente, de una hectárea cosechan entre 800 y mil kilos de maíz, pero este año apenas alcanzaron los 500 kilos. Atribuyeron la baja productividad a diversas plagas, sumadas a la presencia de tejones y aves que afectaron los cultivos.

En cuanto a la actividad apícola, Mario Rodolfo Ucán Chan, Nazario Uchín Chan y Juanita Poot indicaron que, a pesar de las lluvias registradas en enero y parte de febrero, la producción de miel ha sido mínima. El primero detalló que el año pasado obtuvo cerca de 150 kilos, pero en esta ocasión apenas alcanzó los 76.

Los productores coincidieron en que la baja cosecha se debe, en parte, a la sequía, y en parte a la escasa floración provocada por los incendios forestales del año pasado. Además, el precio del producto tampoco mejoró: los centros de acopio continúan comprando a 32 pesos el kilo de dulce, mientras que hace cinco años llegó a pagarse hasta en 55.

Respecto a la sandía, Rafael Meza Barrera y Moisés Armando Bautista comentaron que, aunque hubo una buena producción en el campo, apenas lograron recuperar unas ocho toneladas, debido a problemas con la fruta. Detallaron que la cáscara se cristalizaba y la pulpa se aguaba al segundo día de haber sido cortada.

Indicaron que, en condiciones normales, una hectárea puede rendir hasta 30 toneladas, pero esta vez apenas se levantaron ocho. El costo de producción fue de 50 mil pesos por hectárea, por lo que salieron perdiendo.

Aunque esta vez rindió el cultivo de tomate, el precio cayó a 8 pesos por kilogramo
Aunque esta vez rindió el cultivo de tomate, el precio cayó a 8 pesos por kilogramo / Justino Xiu Chan

Por otra parte, algunos productores apostaron por los invernaderos y sembraron jitomate; aunque la cosecha fue buena, cuando salió al mercado, a finales de marzo, el precio cayó a 8 pesos por kilo, informó Andrés Báez Campos, socio del invernadero de Dziuché.

También cultivaron chile cat y chile dulce, que actualmente se venden entre 60 y 70 pesos el kilo, cuando el año pasado se comercializaban hasta en 140.

En el caso del limón, Miguel Chi, Juan Ávila y Esteban Serralta señalaron que, a diferencia de otros años, el precio no repuntó durante la Semana Santa. Esta vez apenas lograron vender la caja de 20 kilos en 400 pesos, cuando en años anteriores se cotizaba hasta en 850. Lo atribuyeron a la saturación del mercado.

Los campesinos coincidieron en que esta situación no es nueva: cuando las cosechas son malas, el precio sube, pero en años de buena producción, el valor se desploma. En cualquiera de los casos, afirmaron, siempre terminan perdiendo esfuerzo y dinero.

Lázaro Cárdenas

En la comunidad de Nuevo Xcan, sólo 114 de los 260 ejidatarios forman parte del programa federal Sembrando Vida, mientras que otros 35 productores continúan sembrando maíz de temporada. El resto, es decir, 111 personas, el 43% del padrón ejidal, optaron por dejar de cultivar y migrar hacia Cancún o la Riviera Maya para emplearse en actividades turísticas o como mano de obra, reveló el comisariado ejidal, Artemio Pool.

La situación no es aislada. En comunidades como Valladolid Nuevo, la falta de apoyos gubernamentales, insumos básicos y sistemas de riego obliga a los campesinos a sembrar únicamente para el autoconsumo. “Apenas alcanza para comer. No se produce para el mercado, sólo para la familia”, afirmó Salvador Vargas, agricultor local, quien lamentó que la producción agrícola no se refleje en las estadísticas del municipio.

Los 35 agricultores temporaleros de Nuevo Xcan siembran entre una a tres hectáreas cada uno, obteniendo apenas media tonelada por hectárea, cuando las condiciones climáticas lo permiten; sin embargo, las plagas, fauna silvestre y sequías prolongadas que golpean cada vez más fuerte al campo.

En estos días, los maizales son para autoconsumo
En estos días, los maizales son para autoconsumo / Enrique Cauich

El programa Sembrando Vida se enfoca en productos maderables, y pocos beneficiarios cultivan alimentos para su comercialización. “El campo está siendo olvidado. Muchos prefieren irse a trabajar a hoteles o en obras de construcción, porque ya no es redituable quedarse en la milpa”, agregó Pool.

La situación es similar en otros 20 ejidos del sur del municipio, como Agua Azul, San Martiniano, San Lorenzo, Juárez, San Francisco y San Cosme, donde unos 500 campesinos están a la espera de las primeras lluvias para sembrar maíz. Ahí siguen practicando la milpa tradicional, ante la falta de tecnificación y apoyos para producir a mayor escala, informó Jacobo Ay, presidente de la red de ejidos de Lázaro Cárdenas.

Pese a tener un padrón de más de mil 200 productores inscritos en Sembrando Vida, el campo lazarocardense está lejos de ser un referente agrícola en el estado.

La producción de frutas como sandía, piña y mamey, así como hortalizas y maíz, se mantiene en niveles mínimos, insuficientes para abastecer mercados más allá de la localidad.

En contraste, en la zona norte, la comunidad de San Ángel comienza a recuperarse tras las inundaciones del año pasado. David Rosado, productor de sandía, sembró una hectárea y cosechó 20 toneladas, que vendió entre 6 y 10 pesos el kilo en Cancún y el mercado local, sin recurrir a intermediarios. Sin embargo, advirtió que la producción sigue siendo baja. Hay unos 70 productores, pero con parcelas pequeñas. La mayoría siembra maíz y unos pocos sandía o piña. La demanda supera lo que estos pueden ofrecer.

En general, en la demarcación se necesita asesoramiento técnico, acceso oportuno a semillas, infraestructura de riego y canales de comercialización justos.

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Othón P. Blanco

La población de abejas ha disminuido en varias comunidades de la Ribera del Río Hondo. Entre los principales motivos se encuentra el uso de los plaguicidas por parte de la población menonita.

Los apicultores señalaron la falta de restricción en la compra-venta de los plaguicidas, así como las distintas actividades de deforestación que deterioran el hábitat de los insectos.

Durante la feria por la Sostenibilidad del Territorio a tus Manos, realizada en el Complejo Cultural Los Pinos, y en la que participan 80 productores de 15 estados, Jorge Jiménez Alvarado, quien es líder del proyecto ecológico Miel de Flores Mayas, destacó los agricultores menonitas emplean agroquímicos como carbofurán, imidacloprid y clorpirifos, de manera alarmante, dispersándolos mediante avionetas. Estos son muy agresivos para todo tipo de insectos, incluyendo las abejas, por lo que las colmenas sucumben, señaló Jiménez Alvarado.

El Gobierno federal reducirá el uso de 35 plaguicidas que causan mortandad de abejas
El Gobierno federal reducirá el uso de 35 plaguicidas que causan mortandad de abejas / Williams Durán

La secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, sugirió a las autoridades de Quintana Roo intervenir en la problemática para concientizar a la población menonita sobre los daños causados por los plaguicidas, así como implementar una iniciativa que regule su uso y venta, de lo contrario, “se estaría perpetuando una acción que no sólo afecta a la venta y producción de miel, sino que también a la correcta polinización de las siembras que posteriormente dan como fruto las hortalizas, frutas y verduras que llegan a nuestras mesas”.

Por último, Xóchitl Ramírez Reivich, directora general de Políticas, Prospección y Cambio Climático en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, señaló que, con base en la problemática, el Gobierno federal reducirá el uso de 35 plaguicidas, aunque algunos de estos no tienen sustitutos, por lo que se realizará un sistema de trazabilidad para evitar que se contaminan los cultivos que se producen de manera sustentable.

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