La construcción de un acceso a un nuevo club de playa en el sur de Cozumel ha generado preocupación entre la ciudadanía, debido a señalamientos sobre una posible devastación ambiental en una zona de manglar y el relleno de una laguna que sirve como hábitat natural para diversas especies. El caso ya fue reportado a las autoridades municipales, quienes iniciaron una revisión para determinar la legalidad de las obras y su impacto ecológico.
El reporte fue documentada mediante videos grabados por ciudadanos en inmediaciones del parque “Kuza”, donde se observa el uso de maquinaria pesada que realiza trabajos de dragado y relleno en áreas cercanas al manglar, así como la presunta afectación a un cuerpo lagunar, aparentemente modificado para facilitar el desarrollo de la segunda etapa de dicho centro.
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En las imágenes se observan palas mecánicas operando directamente en zonas naturales, junto a un largo puente de madera utilizado por los visitantes. Además, se distingue vegetación característica del manglar, aunque no se ha podido confirmar si ésta permanece con vida.
La preocupación entre algunos ciudadanos va en aumento, ante la aparente falta de supervisión por parte de autoridades ambientales y la ausencia de pronunciamientos de grupos ecologistas locales.
“Esto no parece una obra reciente. Se nota que llevan tiempo, pero no se ha visto ninguna autoridad supervisando. Además, no hemos escuchado protestas por parte de quienes normalmente defienden el medio ambiente”, señaló un testigo.
Tras la difusión del caso en redes sociales, autoridades de Ecología y Desarrollo Urbano del municipio acudieron al sitio para verificar la situación. Extraoficialmente se informó que se solicitó a los representantes del parque presentar la documentación correspondiente para justificar los trabajos que se están realizando en la zona.
En caso de que se detecten irregularidades, las autoridades municipales podrían turnar el caso a instancias federales como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) o la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), quienes tienen la facultad de determinar sanciones por posibles violaciones a la legislación ambiental.
Hasta el cierre de esta edición, no se había confirmado la existencia de autorizaciones ambientales, ni emitido una postura oficial de los responsables del proyecto; mientras, la ciudadanía exige transparencia, vigilancia y pronta intervención para evitar daños irreversibles en uno de los ecosistemas más frágiles y valiosos de la isla: el manglar.
