
Lo que comenzó como una cirugía de rutina para remover una vena dañada terminó en una tragedia médica para Luis A.R., biólogo de profesión y deportista entusiasta quien acudió al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) en Mérida con el diagnóstico de trombosis venosa.
La solución propuesta fue extraerle la vena safena de la pierna izquierda, un procedimiento ambulatorio que no debía representar mayores riesgos. Sin embargo, durante la intervención quirúrgica, el cirujano cometió un grave error: lesionó accidentalmente la arteria femoral, principal conducto de irrigación sanguínea de la extremidad.

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La hemorragia fue inmediata y severa. Para intentar remediar la situación, Luis fue sometido a cuatro cirugías adicionales, cada una con la intención de corregir complicaciones generadas por la anterior. La atención médica, además, se vio entorpecida por la ausencia de varios especialistas claves.
Algunos estaban de vacaciones, otros de incapacidad y uno más en licencia por paternidad. La falta de personal agravó la condición del paciente, quien estuvo internado cuatro meses sin la atención adecuada.

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“Un día antes estaba corriendo, andando en bici… y ahora ni caminar puedo”, relató Luis. Su vida cambió por completo desde aquel día en que pensó que un simple moretón en la pierna era un piquete de insecto. Nadie imaginó que terminaría siendo una trombosis que derivaría en la amputación del pie izquierdo por gangrena.
El caso despertó la indignación de familiares, conocidos y usuarios de redes sociales, quienes exigen respuestas y responsabilidades por la cadena de errores médicos. Hasta ahora, las autoridades del Issste no han emitido una postura oficial respecto al caso.