
Al amparo de las abundantes, pero amenazadas áreas naturales protegidas de Yucatán, el flamenco americano (Phoenicopterus ruber), ave emblemática de la región, muy reconocida por su característico color rosado, lleva a cabo, año con año, intrincados procesos que derivan en la reproducción de la especie.
Este mismo año, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), reportó la presencia de 14 mil 757 nidos de flamenco en la Reserva de la Biosfera Ría Lagartos, hecho que representó un récord. En ese mismo sitio, se realizó el anillamiento de 476 ejemplares, de acuerdo a lo informado por la propia autoridad.
¿Por qué se realiza el anillamiento de flamencos?
Es una técnica que tiene como propósito comprender los movimientos migratorios y con ello, establecer medidas efectivas para lograr su conservación. Se sabe que esta ave viaja distancias kilométricas, a través de distintos puntos del Caribe. Incluso ha sido reportada en sitios como Texas, en donde se han logrado detectar ejemplares anillados previamente en Yucatán.
El propósito principal es poder reconocer a los ejemplares a distancia, sin perturbar su sociedad. Al anillamiento se suman otras prácticas como la recolección de datos biométricos (peso, medidas), muestras de sangre o plumas, con el fin de monitorear salud, crecimiento, desplazamientos, longevidad, entre otros factores.
¿Quién realiza el anillamiento de flamencos en Yucatán?
En territorio yucateco esta práctica está a cargo de la Conanp, principalmente, pero también colaboran organizaciones de la sociedad civil como la Fundación Pedro y Elena Hernández A.C., surgida en el año 2002, como una iniciativa nacional a favor del rescate y la conservación de la riqueza natural de México.