
El primer ministro de Canadá, Mark Carney, calificó de “ilegales” e “injustificados” los nuevos aranceles de 50 por ciento que Estados Unidos aplica al acero y al aluminio, y anunció que su Gobierno responderá una vez que concluyan las negociaciones comerciales en curso con Washington.
“Nos tomará algo de tiempo, pero no mucho; estamos en conversaciones intensas con los estadounidenses sobre la relación bilateral”, declaró Carney ante la prensa en Ottawa. El mandatario aclaró que las pláticas “avanzan”, pero evitó detallar las represalias que evalúa su gabinete.
Presión sindical y temor a la desinversión
La reacción oficial contrasta con la urgencia del sindicato Unifor, que demandó “medidas inmediatas y contundentes”. Su presidenta, Lana Payne, advirtió que los gravámenes “destruyen la inversión en acero, aluminio y automotriz, con pérdidas de empleo e inestabilidad económica”.
El bloque gremial exhortó a Ottawa a defender “la seguridad económica nacional” antes de que el impacto se profundice.

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Riesgo macroeconómico
La escalada arancelaria influyó en la decisión del Banco de Canadá de mantener la tasa de interés en 2.75 por ciento.
El organismo citó la incertidumbre generada por la política comercial de Estados Unidos como su principal foco de riesgo para la inflación y el crecimiento.
Dependencia mutua
Canadá es el mayor proveedor de ambos metales a su vecino: en 2024 exportó siete mil 100 millones USD en acero y nueve mil 400 millones de dólares en aluminio.
Dichos envíos representaron 23 y 53 por ciento, respectivamente, de las importaciones totales estadounidenses.
Analistas alertan que el alza de costos repercutirá en la cadena automotriz norteamericana y podría encarecer los precios de la vivienda y la infraestructura.
Posibles escenarios de represalia
Fuentes gubernamentales barajan tres rutas:
- Aranceles espejo a productos sensibles de Estados Unidos (tubos, lácteos, whisky).
- Apoyos fiscales a siderúrgicas y fundiciones para amortiguar pérdidas.
- Panel de controversias bajo el T-MEC, argumentando violación de compromisos trilaterales.
Carney subrayó que la respuesta será “proporcional y conforme al derecho internacional”, pero dejó claro que Ottawa “defenderá cada empleo canadiense”.
Se espera un anuncio oficial antes de la próxima reunión ministerial del T-MEC, prevista para finales de junio, donde también se revisará la transición energética y la cláusula de revisión quinquenal del tratado.
Mientras tanto, la industria canadiense ajusta sus proyecciones: la Asociación del Acero calcula que, de mantenerse el arancel, la producción caerá 8 por ciento en el segundo semestre y se aplazarán proyectos de modernización valorados en mil 400 millones de dólares.
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