
Los anfibios son, quizá, el grupo de vertebrados más fascinante que existe. Presentes en diferentes ecosistemas, pero especialmente vulnerables a los cambios en el ambiente, por eso representan indicadores de la conservación de un hábitat. Su nombre deriva del griego amphí ('ambos') y bíos ('vida'), haciendo alusión a su desarrollo semiterrestre.
En Yucatán, se ha registrado la presencia de al menos 26 especies, incluidas 23 ranas y sapos, así como tres salamandras. A pesar de que algunas son comunes de observar, incluso en sitios urbanizados como es el caso de algunos sapos, en especial durante la temporada de lluvias, existen otras que cada día se ven menos.
Entre la variedad de anfibios presentes en el estado, destaca una especie, endémica de la Península de Yucatán que se encuentra amenazada. Se trata de la rana ladradora yucateca (Craugastor yucatanensis), anfibio que puede habitar cenotes o cavernas, aunque algunos ejemplares han sido registrados por la noche en medio de la selva.
De acuerdo con la plataforma Naturalista, la mayor cantidad de registros han sido reportados al oriente de la entidad, sobre todo en los límites con Quintana Roo. La Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, clasifica a la especie como Sujeta a Protección Especial.
¿Por qué se encuentra amenazada?
Esta rana se encuentra amenazada debido a múltiples factores que ponen en riesgo su conservación. La reducción de hábitat por desarrollo urbano, la fragmentación de los ecosistemas donde habita, el cambio de uso de suelo para fines agrícolas y la contaminación de los cuerpos de agua, son las principales problemáticas que afectan a la especie.