La selva maya es el hogar de extraordinarias criaturas que deambulan entre la vegetación buscando a su próxima presa. Al caer el sol emerge la silueta de un esbelto animal, se trata del tigrillo (Leopardus wiedii), el felino silvestre más pequeño de México.
En la Península de Yucatán, comparte hábitat con otros miembros de su familia como el jaguar, el puma, el ocelote y el jaguarundi. Sin embargo, a diferencia de algunos de sus parientes, requiere de una menor extensión territorial para sobrevivir, siempre que exista disponibilidad de alimento.
Su piel se distingue por manchas de color negro o café oscuro que son irregulares, y no forman rosetas. Posee ojos grandes y una cola extensa en proporción con su cuerpo, la cual puede servirle para equilibrarse al momento de realizar acrobacias entre el dosel arbóreo.
El también nombrado margay, cuenta con un adaptación especial, que únicamente comparte con la pantera nebulosa (Neofelis nebulosa), carnívoro que habita en el continente asiático. Sus tobillos pueden rotar hasta 180 grados, permitiéndole descender los árboles con la cabeza hacia abajo, al igual que las ardillas.
¿En peligro de desaparecer?
De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, el tigrillo se encuentra clasificado como en Peligro de Extinción, debido a la pérdida de hábitat, a la caza furtiva y a la disminución de sus presas.
Otro de las factores que lo amenaza en la actualidad, son los atropellamientos, ya que gracias a la extensión de la mancha urbana, la especie ingresa a tramos carreteros, situación que de forma habitual tiene un fatal desenlace.
